La tecnología respalda a las ciudades y comunidades digitalizadas, al tiempo que gestiona nuevos retos como el hardware inseguro y los problemas relacionados con el ancho de banda de Internet y la dependencia de las aplicaciones móviles. Las aplicaciones ayudan a gestionar ciudades inteligentes, incluida la gestión del agua y los residuos, los sistemas de transporte inteligentes y el consumo de energía. Al optimizar los recursos y reducir los costos, la Internet de las cosas mejora la calidad, el rendimiento y la interactividad de los servicios urbanos.